El domingo fuimos a ver “Bella” con hijos y sobrinos, una pandilla de chicos entre trece y dieciséis años que engancharon perfectamente con el protagonista y disfrutaron de la historia. Salimos muy contentos del cine. Como cuando algo te aporta realmente algo y bueno. No en vano dice Eduardo Verástegui que está interesado en producir películas que tengan el potencial de tocar la conciencia y los corazones de la gente, historias que eleven la dignidad de las personas.
Este fin de semana “Bella” ha sido de las películas más taquilleras. El cine estaba lleno y tuvimos que sentarnos en la segunda fila. Daba igual, así vi más de cerca de Eduardo.
El tema del aborto aparece, pero desde la perspectiva muy respetuosa de una historia de amor y amistad, sin que se den escenas desagradables. Por lo que no parece un film propiamente sobre el aborto. Trata el amor a la vida, la generosidad, la amistad sincera y la importancia de la familia. Eduardo demuestra una extraordinaria habilidad para transmitir valores humanos. Y su mirada desde luego nos encandila a las señoras.
La semana anterior lo vi en una entrevista que le hacían en Intereconomía. Habla muy bien, con el corazón, sabiendo como transmitir esos sentimientos que le empujan y con más razón que un santo. Además es guapísimo.
En fin, que he quedado impresionada con él y el trabajo que realiza.
Dejo aquí algo de lo que dice Eduardo Verástegui sobre su trabajo:
“Después de doce años de carrera, de lograr todos esos sueños que pensé me iban a dar la felicidad, de haber llegado de un pueblo chiquito a Hollywood, de hacer una película en inglés, de tener doce managers, publicistas, agentes, abogados, todo tipo de personas trabajando para mí para lanzar el próximo “latin lover, Don Juan, casanova”; y de pronto ¡¡confundido porque no era feliz!!”
“Gracias a Dios me di cuenta de que estaba viviendo en una incoherencia total, en contradicciones continuas”, recuerda.
Y acabó con la idea de crear “Metanoia films”, “porque la palabra metanoia significaba conversión en griego, y eso es lo que me había sucedido”.
“Bella”, dirigida por Alejandro Monteverde, es una historia de amor rodada enteramente en Nueva York y con la que se ha querido mostrar en la gran pantalla una imagen de la comunidad hispana alejada de los tópicos y estereotipos con la que a menudo es tratada por Hollywood.
“Para mi, el premio más importante es cuando alguien viene y me dice ‘tu película cambió mi vida’ pero cuando vienen premios como los de Toronto, donde ganó el premio de la audiencia como Mejor Película y el de ‘Legacy Awards’, del Smithsonian, por la contribución positiva a la comunidad latina en EEUU, gratitud es la palabra que queremos decir”, argumentó.