Serenidad. Parece que en el mundo que nos rodea lleno de dificultades y prisas no podemos conseguirla. Porque además se vive mucho hacia fuera. Simplemente el desgaste de la vida diaria puede hacer que perdamos la tranquilidad y el sosiego y nos enfrentemos tensos a nuestro nuevo día.
Pues de alguna manera hay que parar a meditar un poco y si es posible salir a relajarnos en otro lugar desde el que miremos con perspectiva nuestras inquietudes y desvelos. Si es en contacto con la naturaleza, mejor.
He tenido la suerte de estar cuatro días en Benalmádena. La verdad es que lo he hecho porque lo requería el guión, porque quería acompañar a mi madre, haciendo un esfuerzo ya que no era el momento y tuve primero que adelantar trabajo quedando más exhausta de lo que ya estaba.
Pero ahora me doy cuenta de la necesidad que tenía de hacer algo así. He vuelto como nueva. Hay que plantearse hacer escalas y descansos.
Y sin necesidad de salir, hacer una parada a mitad del día o cuando creamos apropiado para buscar la paz en el buceo interior. Relajarnos a voluntad y tener los pensamientos necesarios que apaciguan y nos dan fuerza. Conectar con el alma. Medir y valorar. Sobre todo serenar.
4 comentarios:
Luisa ¡tú tienes suerte! vives en esa costa maravillosa y alegre. Te será más fácil una visita al mar.
Mi madre bien, gracias.
La media hora que paso a solas conmigo misma, me dá paz y serenidad para todo el día.
Me gustan tus escritos no dejaré de visitarte.
Un beso con todo cariño.
Y, haciendo referencia a lo que dices en uno de tus artículos, dejar de ver noticieros por un tiempo, no está de más.
Saludos,
Mariana
Gracias.
PD. Me gustó leerte.
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