MADRE DE LA IGLESIA


En mayo tenemos presente la compañía de Nuestra Madre.  Ella está cerca, sabe lo que nos preocupa, lo que necesitamos, nunca nos desampara.

Qué fácil es quererla.





Nuestra Madre nos librará de peligros con solo rezar el rosario.

Estuve en el encuentro con el padre Francisco Verar cuando visitó Madrid en abril.  Es un sacerdote panameño muy vinculado a Medjugorje e impulsor de su espiritualidad. Tiene un gran carisma y mucha simpatía.

Me impactó su conferencia en la que habló de los mensajes de la Virgen en sus apariciones en Medjugorje. Pero sin duda algo que fue sorprendente fue su relato de cómo la Virgen María le salvó la vida.

En su parroquia en Panamá tiene muchísimo trabajo y no le sobra un minuto de tiempo. Uno de los días en que encontrando el momento  había comenzado a rezar el rosario sintió fuertemente la advertencia de María: estás en peligro cuida y examina tu corazón.

Él se sentía bien y estuvo meditando este mensaje decidiendo al final visitar al especialista ya que en breve tenía que salir de viaje tomando un avión hacia Europa. Con el chequeo le hicieron un electrocardiograma y como diagnóstico le dijeron que se encontraba muy bien. Tuvo que poner como excusa haber sentido un fuerte dolor ya que no se atrevió a decir que la Virgen le había alertado. Le aconsejaron visitar a otro especialista cardiólogo y este le hizo más pruebas entre ellas una ecografía dando también como resultado que su corazón estaba perfectamente. El P. Francisco preocupado insistió y por fin el médico pidió una prueba de contraste para estudiar el flujo vascular del corazón, prueba que no se practica sin encontrar otros síntomas que la aconsejen. Ahí vieron que tenía una arteria obstruida y solo dejaba pasar un hilo de sangre del ancho de un alfiler lo que era extremadamente peligroso. Hubo de ser intervenido a la mañana siguiente para hacerle una angioplastia y colocar dos stent. Pasada la operación el médico le dijo que de haberse ido en avión lo hubieran traído de vuelta muerto.

Esta experiencia nos hace comprender que la Virgen María cuida a sus hijos como una verdadera madre. Cómo no iba a cuidar especialmente al P. Francisco Verar que trabaja continuamente transmitiendo el mensaje de la Virgen: profundizar en la llamada evangélica a la conversión, dar así un nuevo impulso a nuestra vida cristiana y orar para que prevalezca paz divina en los corazones.


¡MADRE!
Llámala fuerte, fuerte.
Te escucha, te ve en peligro quizá
y te brinda, tu Madre Santa María,
con la gracia de su hijo,
el consuelo de su regazo,
la ternura de sus caricias,
y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.

(San Josemaría)