FAMILIA

Ni la familia Simpsom, que desde su pequeña ciudad provinciana nos muestra la peligrosa degeneración de la sociedad global, puede prescindir de sí misma. Sabe que en ella misma, la familia, puede encontrar el equilibrio que la maldad y la incoherencia de la sociedad que les rodea no puede darles. Al final para ellos la familia es su único refugio.

Según su creador, Groening, “la familia (en especial la familia Simpson) es el único lugar, la realidad efectiva que puede resolver los problemas y reconstruir el orden en una sociedad dominada por el poder y las contradicciones”.

Aunque al denunciar la mediocridad corre el riesgo de alimentar nuevos mediocres porque aunque es una serie con muchas citas, juegos de palabras y referencias cultas, no lo comprenden los pequeños que son su público mayoritario. Para ellos se queda en una sucesión de malos ejemplos.






Realmente, lo que se dice buenos ejemplos a seguir creo que practicamente no se dan en la programación de tv y los padres nos vemos forzados a examinar qué ven nuestros hijos y muchas veces a ver junto con ellos la tele para ir valorando las situaciones, aconsejando y evitando efectos no deseados. ¡Menudo trabajo que tenemos en tantos frentes!


Actualmente la familia no queda muy bien parada, no se valora su función ¿Cómo puede ser? Si es el primer bien de la sociedad.



Cuando nacemos necesitamos el amor de nuestros padres. En la familia encontramos lo necesario para crecer, nos superamos tendiendo a metas cada vez más altas y llegamos a ser nosotros mismos, libres y responsables. Todo lo encontramos gratuitamente en la familia que es una escuela de amor.

Este amor que se da generosamente es la tarea más importante. Sin él peligramos emocionalmente, peligra la sociedad.

Algunas veces se aplica entre las personas los principios de la sociedad de consumo, “usar tirar”. Pero así no se puede jugar con el amor. La familia se hace frágil. Lo que consolida a la familia es el “para siempre”.
Cada vez más, desde medios de comunicación, series, programas o películas se nos imponen modos de conducta que transforman la vida familiar, que presentan como habitual lo que es la excepción o el fracaso, que aplastan o disuelven los principios que sostienen la familia.
Y lo peor es que toda esta forma de ver las cosas va siendo impuesta sin que responda a la presión de la necesidad que surge de la sociedad. Es como un patrón predeterminado.

Hoy más que nunca la familia debe ser protegida. Es el vínculo por el que se transmiten valores de generación en generación.

Para mí la familia es tan indiscutible como principio natural y necesario de la sociedad que me parece difícil que consigan anularla los que pretenden dejarnos sin asideros, sin tradiciones o valores que nos vinculen, para así ser más susceptibles a aceptar esa “modernidad” que proponen los “ingenieros sociales” Y que se basa más bien en el individualismo.