Jesús envió a sus discípulos hasta el último rincón de
la tierra.
Santiago trajo la fe a lo que entonces era Finis
Terrae. Y más tarde los descubridores españoles la llevaron al otro lado del
mundo.
"Hermanos
y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo
a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del
mundo, pero ya estamos aquí", fueron las primeras palabras que pronunció Francisco
I
desde el balcón,
en medio de los aplausos. De allí donde llegaron con la fe los españoles viene nuestro Papa hispano.
“Les pido, por
favor, que eleven una plegaria, una oración del pueblo para su obispo”, añadió.
Su gesto de humildad inclinando la cabeza pidiendo que todos recen por la nueva
labor que emprenderá a partir de hoy, nos cautivó.
Impresiona pensar como durante veinte siglos perdura la
Iglesia y está presente en todos los continentes. Qué grande es esta universalidad de la
Iglesia, no han habido fronteras ni estructuras que hayan podido poner límites
al mensaje de Jesús que sigue vivo.
Muchos han hecho pronósticos sobre el fin de la Iglesia. Comte auguró la muerte de Dios en breve, en concreto
antes de 1886 ¿?
La Iglesia ha
seguido avanzando a pesar de nuestras limitaciones y las muchas dificultades
porque no es una simple asociación humana, es la obra de Dios.
"El
Padre estableció convocar a quienes creen en Cristo en la
santa Iglesia, que ya fue prefigurada desde el origen del mundo, preparada
admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza [1], constituida
en los tiempos definitivos, manifestada por la efusión del Espíritu y que se
consumará gloriosamente al final de los tiempos." (“LUMEN GENTIUM”)
Y Dios cuenta con personas extraordinarias al servicio
desinteresado de la Iglesia.
(Aquí había incluido la foto que se ha difundido en internet con los tres últimos Papas juntos, pero, como se ve que en realidad no es Bergoglio la figura que se encuentra entre Juan Pablo II y Ratzinger, la he eliminado)
Los Papas que he conocido se han caracterizado por su espíritu de servicio desinteresado, grandes
conocimientos y gran experiencia.
Estas cualidades
marcan una gran diferencia. No son las virtudes que suelen primar en las
personas que acceden a cargos públicos y de poder en la sociedad de hoy porque
se valora más la juventud y la capacidad de persuasión que el conocimiento y la
experiencia. Ni mucho menos se valora la bondad. Muchos consideran lógico utilizar
cualquier método para denostar a la
oposición y acabar con ella, negociar con oponentes para ocultar la corrupción,
gastar sin límite y sin preocupación por la situación económica de muchos a los
que ni siquiera socorren porque han considerado que para eso no hay dinero. Así, lo que es lógico es que ya no se confíe
en las clases políticas.
El mundo
necesita a la Iglesia. Desde el horizonte de Dios todo adquiere su justa medida,
entendemos que la caridad es lo importante, que hay que dejar el egoísmo para
trabajar por el otro, que no se puede hacer el mal para conseguir un beneficio,
que el poder debe ser instrumento para trabajar por el bien común y sobre todo
por los últimos y los más débiles.
Hoy, en la festividad de San José, se
ha iniciado el pontificado de Francisco I con una misa en la plaza de San Pedro. En la homilía ha estado centrada en el espíritu de servicio que debemos tener a
imitación del que tenía San José custodiando la Sagrada Familia.
El Santo
padre nos ha dicho
El verdadero poder es el servicio.
Solo el amor custodia las personas.
Tenemos la responsabilidad de custodiar la
creación, las personas y los dones de Dios.
Debemos custodiar y preocuparnos
por la naturaleza y por los hermanos, sobre todo los niños y los mayores.
Preocuparnos el uno del otro en la familia. Preocuparnos de las amistades.
El odio, la
envidia y la soberbia ensucian la vida.
Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen "Herodes" que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.
Custodiar
requiere bondad. No es la virtud de los débiles, es la virtud de los fuertes de
ánimo que están al servicio de los humildes y los pobres. No debemos tener miedo de la bondad y la ternura.
El servicio a los
demás debe ser vivido con bondad y ternura.
En síntesis
estas son las palabras dirigidas a los fieles y que nos han emocionado tanto a
todos porque son como la lluvia de ternura, bondad y amor al prójimo,
tan necesaria sobre un mundo bastante árido y seco.
GRACIAS SANTO PADRE